01/02/11

O TEMPO NON EXISTE



http://www.revistaelabasto.com.ar/57_Gardelia_El_Reloj.htm



http://amarellesbravos.blogspot.com/2010/10/o-inimigo.html

a maior altura, menos gravidade
 e máis desaceleración temporal


CITA A PÉ DE PÁXINA PARA SER PIRATEADA:


Yo soy inmortal, porque la muerte es sólo un concepto. Nada desaparece, todo cambia. Si acepto mis incesantes transformaciones, entro en la eternidad. Yo soy infinito porque mi cuerpo, parte integrante del universo, no termina en mi piel: se extiende sin límites. Yo lo sé todo porque no sólo soy mi intelecto sino también mi inconsciente, formado por la energía oscura que sostiene a los mundos, no sólo soy las diez células cerebrales que empleo cotidianamente, sino también los millones de neuronas que forman mi cerebro. Soy omnipotente cuando ceso de encerrarme como individuo y me identifico con la humanidad entera. Soy omnipresente porque, junto con los otros seres, formo parte de la unidad: lo que sucede, aunque sea en el lugar más lejano, me sucede. Soy increado porque antes de ser un organismo fui materia ígnea, antimateria, energía, vacuidad. Mi carne está formada por residuos de estrellas que tienen millones de años. Estoy en el cielo porque mi planeta es un navío que recorre un universo que a su vez recorre incontables otras dimensiones. Soy perfecto porque he domado mis egos haciendo que se unan a la perfección del cosmos. Yo soy todo porque soy al mismo tiempo yo y los otros. Michel Onfray -un filósofo francés que se identifica con el Yo individual- dice en su “Tratado de ateología”


4 comentarios:

Rafael dixo...

Quedo cunha verba: ateoloxía.
¿Se nas escolas dan clases de ensinanza teista, porqué non esixen as familias racionalistas clases de ateismo?

Saudiñas.

angola dixo...

Moito me temo que non nos quedará máis remedio que sermos autodidactas nesta materia

Khuai dixo...

¡Inmortales, claro que sí!

Bonito fragmento de Onfray. Nunca había leído nada de ese tipo pero lo tenía en tareas pendientes así que GRACIAS, muy bueno.

carallocorou dixo...

María Sabina asegura: ningún dos meus antepasados coñeceu nunca a súa idade.

Cando eu era pequeno era inútil preguntarlle a un vello cantos anos tiña, a maior parte deles non o sabían.